Catamarca: un camino hacia la sostenibilidad y el reconocimiento nacional
En los últimos años, la producción orgánica ha tomado un impulso significativo en la Provincia, especialmente en los sectores de viticultura, olivicultura y agricultura en general.
El 3 de diciembre, en conmemoración de la Semana de la Producción Orgánica, se desarrolló su “IV Encuentro Nacional e Internacional”, una jornada organizada por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca en colaboración con el sector orgánico nacional.
El evento tuvo lugar en el auditorio de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). La apertura contó con la presencia del Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Sergio Iraeta; el Vicepresidente de CACER, Gabriel Berardinelli; el Presidente de CERA, Fernando Landa; el Presidente de MAPO, Darío Ortiz; y el Director de Economías Regionales de CAME, Jorge Pazos.
Una de las instancias más relevantes de la jornada fue la entrega de los “Premios Argentina Orgánica”, un reconocimiento que celebra a los diversos actores de la cadena y premia proyectos de excelencia, innovación e inspiración que contribuyen al agregado de valor en la producción y el consumo de alimentos amigables con el medio ambiente.
Se distinguieron 14 categorías y 9 menciones especiales. La evaluación estuvo a cargo de un comité de 33 jurados expertos, quienes destacaron el compromiso y la calidad de los postulantes.
Catamarca fue protagonista, destacándose en las categorías de “Restaurante Orgánico del Año”, del chef oriundo de Belén, Julio Roldán que fue reconocido como el mejor del país. El premio a la “Mejor Góndola”, recayó en la Casa de Catamarca en CABA.
Además hubo distinciones especiales por la campaña de promoción de vinos orgánicos catamarqueños, impulsada por el Ministerio de Inclusión Digital y Sistemas Productivos, por intermedio de la directora de Certificación, Comercialización y Agricultura Sostenible Ing. Rocío Leiva, y para el Ing. David Exequiel Pinotti, de la facultad de Ciencias Agrarias de la UNCa, por su análisis sobre la conversión a producción orgánica de la finca «Las Rosas» de Hualfín. “Catamarca Rural”, conversó con Pinotti sobre su visión en la evolución de la producción orgánica en la provincia, los retos y las perspectivas a futuro: “mi trabajo en este ámbito comenzó en 2016, cuando se desarrolló un proyecto académico en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCa, que con el tiempo se ha consolidado como una política institucional. Desde entonces, la Facultad adoptó la producción orgánica como un eje clave de formación profesional. Actualmente, estamos viendo un auge global y, en particular, acá, donde más de 30 establecimientos ya han incorporado este modelo.»
Según su propia definición, «la Provincia tiene una excelente ubicación geográfica y condiciones agroecológicas ideales para este tipo de producciones. La diversidad territorial y climática le permite una variedad de productos orgánicos de alta calidad. El enfoque principal está en el cuidado del medio ambiente, la conservación del suelo y la no utilización de sustancias químicas, lo que garantiza productos más saludables y sostenibles.»
Aseguró que para que un producto sea considerado orgánico y pueda ser comercializado o exportado, debe contar con una certificación oficial, “en Argentina, existen cuatro certificadoras habilitadas que están auditadas por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). En Catamarca, una de las certificadoras que más trabaja es la OIA (Organización Internacional Agropecuaria). Los productores deben contactar con una de estas certificadoras y cumplir con los requisitos establecidos, que incluyen prácticas agrícolas específicas y auditorías periódicas.»
En cuanto a los beneficios de certificar, señaló que uno de los más importantes es el valor agregado que se le da a los productos, “los orgánicos tienen un valor superior en el mercado, lo que representa una oportunidad económica significativa para los pequeños y medianos productores. Por ejemplo, la diferencia de precio entre un producto convencional y uno orgánico puede llegar al 20%. Este diferencial es un incentivo para que inviertan en prácticas más sostenibles y mejoren la calidad.»
Según su experiencia, un claro ejemplo del impacto económico en los productores locales, “lo encontramos en la bodega: “La Rosa” de Hualfín, donde trabajamos en la transición en ese sentido. Antes, vendían su uva a precios muy bajos, pero ahora, gracias a la certificación orgánica, lo están haciendo a precios más altos, incluso a la misma bodega que les compraba anteriormente. Esta transición ha sido clave para mejorar la competitividad y fortalecer la economía local.»
En cuanto a la formación académica, advirtió que están trabajando para preparar a las nuevas generaciones, «es clave la integración de la producción orgánica en los programas educativos, tanto a nivel secundario como universitario. De hecho, en nuestra Facultad se ofrece una Diplomatura en Producción Orgánica, que incluye investigaciones y trabajos prácticos como el que desarrollamos en la bodega.
Finalmente, auguró un futuro prometedor: “creo que, con la creciente demanda mundial de productos orgánicos, tenemos el potencial de convertirnos en un jugador clave de este mercado. Lo que necesitamos ahora es seguir apostando a la innovación, la certificación y la formación profesional, y continuar fortaleciendo las cadenas de valor para que la producción orgánica no solo sea una alternativa viable, sino un modelo de desarrollo sostenible para la Provincia.»