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En 18 Meses se registró el 60% de los químicos y biológicos disponibles

La chicharrita ganó la centralidad de la cadena maicera tras su expansión por gran parte de la región agrícola central, asestando un duro golpe a los productores. Es por eso que el 3° Congreso Internacional de Maíz tiene el foco puesto en esta problemática, dejando al alcance de la mano de los agricultores toda la información necesaria para afrontar la nueva campaña y potenciar las posibilidades de exito.

“Nos falta conciencia comunitaria sobre el manejo adecuado. Estamos ante la necesidad de que la conciencia de manejo sea comunitaria, todos tienen que estar involucrados en este manejo ante un problema disruptivo”, alertó Alejandro Pérez, profesor adjunto de fitopatología en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). 

En el panel sobre manejo integrado del achaparramiento durante la primera jornada del CIM, estuvo acompañado por Marcelo Morris, líder en el equipo de protección de cultivos de Bayer en Brasil, y Agustín Biagioni, director global de MKT de Rizobacter. 

Ante la irrupción del problema sanitario en la vasta geografía agrícola del país, los referentes anotaron que “falta información; se estuvo investigando, analizando datos, pero nadie se lo esperaba. Brasil tiene muchos años de experiencia, pero dada la complejidad y los productos (fitosanitarios) registrados, se puede pero haciendo un manejo integrado”. Y aportaron un dato significativo en materia de productos defensivos: en 18 meses se logró registrar en el país el 60% de los productos que están en plaza, tanto químicos como biológicos.

Otra conclusión fue que aún falta contar con materiales adaptados junto a los ya existentes en la genética, y que la presión de la plaga bajará de la mano de un mayor conocimiento y “el trabajo conjunto” entre los centros especializados de los sectores público y privado. Se dijo que Brasil cuenta ya con mucha información sobre el manejo de la “chicharritaa”, pero no es el mismo clima y se debe trabajar en conocer la dinámica poblacional, umbrales de acción y de daño económico.

“Tenemos que hablar de manejo integrado, no de tecnologías separadas. Consensuar entre todos los actores un proceso de toma de decisiones, basadas en la observación. Ir a estrategias de manejo, a una interacción público-privada, todo debe darse de manera estratégica”, remarcaron.

En tal contexto, los referentes mencionaron la disponibilidad de principios activos para aplicaciones químicas y técnicas para la prescripción y adopción de productos biológicos.

“Los brasileños dicen que con la aplicación tardía de un biocontrolador se obtiene que las poblaciones bajen, pero se requiere del manejo integrado, con un calendario para gestionar las diferentes estrategias”, anotó Pérez.

También hizo notar que hay alrededor de 30 enemigos naturales entre insectos y enfermedades, que son aliados que se van alimentar de huevos y larvas de chicharrita. “A la hora de empezar un sistema de manejo se requerirá usar insecticidas compatibles con estos enemigos naturales. Y seguir con los siguientes cultivos”, mencionó.

Morris, de Bayer Brasil, dijo que la compañía apunta a una caja de herramientas en razón de que el vector “es una plaga difícil de monitorear, bastante móvil” y se trabaja durante el ciclo empezando por la cosecha, para minimizar pérdidas, y el barbecho químico para eliminar hospedantes. Asimismo, el monitoreo (de alcance nacional) para ver si hay alta presión de la plaga, llegar al germoplasma adecuado “y el tratamiento de la semilla para tener un control al inicio del cultivo”.

A esto, agregó Morris, “se trabaja con algunos productos foliares, nuevas mezclas y formulaciones que hoy están dentro del mercado”.

Como referente de Rizobacter, Biagioni diferenció el manejo que se lleva adelante en Brasil, donde se realizan diferentes aplicaciones de acuerdo con la latitud y anotó que “hay distintas soluciones en combinación de químicos y biológicos; nos tenemos que adaptar a estas tecnologías. En una plaga como la chicharrita podemos darle cierta residualidad al biológico y funciona muy bien con aplicación entre V2 y V6”.

“Los biológicos son una herramienta más para diferir métodos de acción. Una aplicación de biológicos y en el avance del ciclo un control químico”, especificó.

Como resumen, los técnicos destacaron que “no hay soluciones mágicas; el manejo integrado se hace importante, y las alternativas se irán presentando en el avance. Optar por aplicación en postcosecha de un biológico para reducir el umbral y el vector. El manejo para ver donde se encuentra, el adulto va hasta arriba de la planta, las ninfas y huevos dentro de la planta. Difícil de llegar con una pulverización. Los adyuvantes serían claves”.

También se recurre a aplicaciones foliares para poder llegar a las ninfas en el envés de la hoja. Se trabaja con mezclas para abordar una plaga que está instalada, pero es una herramienta más, el manejo es integrado. En este combo ingresa el control biológico mediante la aplicación de hongos.

“Con el manejo biológico tenemos que evaluar otras formas de medir, y aplicar en el momento que las poblaciones están bajas. Bajar las poblaciones cuando ya no tenemos maíz”, señalaron los técnicos.

A modo de conclusión, pusieron el foco en sumar conocimiento, “que los actores estemos integrados, el sector público, productores, proveedores, aplicadores, investigación conectada con las empresas privadas”.

En este camino transita el comité de achaparramiento que se formó este año en Córdoba, y que aglutina a especialistas, Bolsa de Cereales, Cámara Argentina de Bioinsumos y las casas de altos estudios.

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